Finney Shaw, un niño tímido pero inteligente de 13 años, cae en las manos de un sádico asesino, quien lo secuestra y lo encierra en un sótano insonorizado donde gritar no sirve de nada. Cuando un teléfono sin línea montado en la pared empieza a sonar, Finney descubre que puede oír las voces de las anteriores víctimas del asesino.